Sobre la calidad educativa en el marco de la fragmentación.

¿De qué se habla cuando se hace referencia a la calidad educativa
El término “calidad” no posee un significado unánimemente aceptado, pese a la existencia de esa preocupación generalizada por la mejora cualitativa de la educación y a los intentos realizados por diversos organismos internacionales por conceptualizarlo y definirlo.
En un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a mediados de los años 80 se incluía una afirmación que sigue siendo ampliamente compartida en la actualidad: “En realidad, calidad significa cosas diferentes para distintos observadores y grupos de interés; no todos comparten las mismas percepciones de las prioridades para un cambio”, razón por la cual “no es extraño que resulten a menudo controvertidas las afirmaciones acerca de la calidad de la educación”. 
El debate sobre la calidad educativa entró en la agenda de problemas educativos del país en el período de reformas neoliberales. 
En 1993 se creó el Sistema Nacional de Evaluación (SINEC), en el marco de la reestructuración del Ministerio de Educación de la Nación, como consecuencia de la aplicación de la Ley Federal de Educación. Entre sus acciones de evaluación de rendimientos escolares, se llevaron a cabo los Operativos Nacionales de Evaluación de la Calidad Educativa (ONE), consistentes en una estrategia que tenía como objetivo conocer cuánto aprendían los alumnos y cómo se distribuía ese aprendizaje entre diferentes grupos sociales. A una muestra de alumnos de distintos años del sistema educativo se le tomaban pruebas de Lengua y Matemática, para evaluar el nivel de aprendizaje alcanzado y los factores asociados que explican los distintos niveles de resultados obtenidos en esas pruebas. 
El mapa de los resultados de los operativos realizados en los últimos años reveló que las regiones y provincias con peores calificaciones coincidían, en general, con las zonas más castigadas por la pobreza, la marginación y la emergencia social. 
En este sitio encontrarán información relacionada a los Operativos Nacionales de Evaluación (no vigentes): 


Por otro lado, los resultados de las evaluaciones internacionales como el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), auspiciado por la UNESCO y la OCDE, las más prestigiosas a nivel mundial, mostraron en 2006 que de los 50 países que habían sido evaluados en 2000, Argentina fue el que más descendió en los niveles de aprendizaje de sus alumnos. Este punto sintetizó un diagnóstico crítico de patentes desigualdades educativas, que vulneran de diversas formas el derecho a la educación de los alumnos. 
Desde el año 2016, en nuestro país se implementan las pruebas de Evaluación Nacional Aprender con las que el Ministerio de Educación busca evaluar los niveles de aprendizaje de las escuelas primarias y secundarias en todo el territorio. Este tipo dispositivo diagnóstico generó profundas controversias entre diversos sectores educativos los cuales manifestaron que no estaban de acuerdo con las pruebas estandarizadas que se utilizan en los mismos, porque no tienen en cuenta el contexto del aprendizaje, ni la opinión de los docentes de cada institución educativa, ni los distintos ámbitos económicos, sociales y culturales. 
En el siguiente link hallarán información detallada respecto a los dispositivos de Evalución Educativa (vigentes): 


¿Evalúan estos operativos la calidad educativa
Es evidente que solo en forma parcial. Desde esta perspectiva, la “calidad” se reduce a “rendimiento individual de alumnas y alumnos”. 
Los expertos en valuación de calidad insisten en que la evaluación de la calidad educativa de un sistema necesita adoptar diversas perspectivas de análisis, y que solo una de ellas es la que se concibe en términos de resultados o logros instructivos de los estudiantes, valorados a partir de pruebas estandarizadas. 
Los resultados obtenidos hasta ahora no han aportado información que oriente líneas de políticas a nivel nacional y jurisdiccional, ni han retroalimentado a las escuelas que únicamente han recibido, en algunos casos, información respecto a su lugar en el ranking, pero ningún dato que les permita planificar u organizar líneas de acción. 
Además de las calificaciones que se obtienen de los alumnos en pruebas nacionales e internacionales, otro de los parámetros que refieren a la calidad del sistema educativo lo constituyen los índices de rendimiento (tasas de escolaridad, repitencia y abandono, por ejemplo) y habitualmente no son tenidos en cuenta a la hora de confeccionar las estadísticas. 

Karina Avendaño - Cecilia Cuenca

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