Educación en Argentina: Proceso de transición hacia la democracia.

La escuela fue uno de los espacios que la última dictadura militar manipuló para la difusión de su ideología y donde pretendió legitimarse para mantener la conducción del país. Durante este período se intentó suprimir, en todos los niveles de escolaridad, cualquier tipo de expresión de pensamiento diferente. Dejaron de estar presentes los centros de estudiantes, los debates públicos y la confrontación de teorías sociales. Las universidades estatales fueron intervenidas, se redujo el presupuesto y se minimizó la investigación. Se recurrió al miedo, al control de la familia y a una política tendiente a desarticular cualquier posibilidad de participación en la sociedad civil.


Con el advenimiento de la democracia, el 10 de diciembre de 1983, se suscitaron numerosos cambios en torno a la educación: el nivel inicial se expandió, se incrementaron los colegios privados, en casi todas las primarias los niños dejaron de saludar parándose al lado del banco (algo similar al saludo militar), y los vínculos entre docentes y alumnos se hicieron más cercanos e informales. Ingresaron las primeras computadoras a las escuelas, en un comienzo ligadas a propuestas relacionadas con la programación, utilizándose años más tarde como herramienta de estudio.
En el año 1984 las escuelas secundarias comenzaron el ciclo escolar con normas y costumbres derivadas del período de la dictadura militar, pero poco tiempo después, algunas improntas de la democratización reciente transformaron sus características. 
En las secundarias públicas nacionales había examen de ingreso, el cual se tomó por última vez en el año 1983 para el ingreso de la cohorte 1984. Muchas escuelas que eran todavía exclusivas para mujeres o para varones, a partir de entonces pasaron a ser “mixtas”. El ingreso comenzó a realizarse por sorteo y se desarrollaron períodos de recuperación para los estudiantes que tuvieran notas bajas en algún trimestre. Estos cambios tendían a la democratización de una escuela secundaria que había sido altamente selectiva, discriminadora y meritocrática durante los años de la dictadura. 
En aquellos tiempos, había numerosas normas que aún regían para la vestimenta y el peinado de los estudiantes. Con el avance de la democracia, estas costumbres se flexibilizaron: muchas escuelas públicas en las que antes los jóvenes tenían que usar uniforme o guardapolvo hasta la rodilla con ropa blanca debajo del mismo, medias azules, zapatos y cabello corto o recogido (en el caso de las jóvenes), dejaron de lado esos cánones para la vestimenta y los alumnos empezaron a ir a clase con ropa común, pelo largo y suelto, aros, piercing y maquillaje. Respecto a estos cambios, se puede interpretar que la escuela pasó de suponer que podía “uniformar/homogeneizar” a los estudiantes, a un mayor reconocimiento institucional de la adolescencia, la diversidad y las diferencias existentes. 
Asimismo, se reorganizaron nuevamente los centros de estudiantes en las escuelas secundarias, que acompañaron las movilizaciones de una sociedad esperanzada por los espacios de participación política que se habían recuperado tras la dictadura. 
Desde el retorno a la democracia, se modificó dos veces la estructura del sistema educativo: 
En 1993, a partir de la sanción de la Ley Federal de Educación, de la escuela primaria de siete años se pasó a la Educación General Básica (EGB) de nueve años, organizada en tres ciclos. Se creó el Polimodal para los últimos tres años de la antigua secundaria. 
En 2006 se sancionó la Ley de Educación Nacional, con lo que el sistema volvió a estructurarse con un nivel primario y un nivel secundario de 5 o 6 años, según la jurisdicción.


Cambió la niñez, cambió la adolescencia y por lo tanto cambiaron los sujetos que aprenden en las escuelas. También cambiaron mucho los maestros y los profesores. En este período, la escuela pública tuvo que hacerse cargo, especialmente a partir de los efectos de las políticas neoliberales y en relación con la desigualdad y la exclusión que resultaron de ellas, de un conjunto de nuevas funciones, tales como brindar a niños y adolescentes el almuerzo, meriendas reforzadas y en muchos casos, asistencia social.
Por ello, hablar de la educación argentina desde el retorno de la democracia, implica pensar sobre lo que llevó a la escuela a constituirse en lo que es hoy, y sobre la experiencia educativa que tendrán las generaciones futuras. 

Desde este espacio, los invito a ver el siguiente video del Canal Encuentro donde se muestran las distintas etapas que atravesó la educación argentina desde el retorno a la democracia.

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